29 d’abr. 2011

Carta a Joan Manuel Serrat

Querido Joan Manuel Serrat,

Un servidor, Pol Mallafré, soltero, mayor de edad, vecino de Terrassa, Barcelona. Hijo de Rosa y Miquel, de profesión dudosa, natural de Barcelona. Según obra en el registro civil, hoy viernes 29 de abril de 2011, con las fuerzas de que dispone, atentamente expone:

Yo nací en 1983 y usted por aquél entonces ya llevabas unos veinte años dando lecciones y estaba por editar y presentar el Cada loco con su tema, ¿recuerda? Bien. Yo de todo eso, claro, ni fu ni fa. Yo era de las nuevas generaciones.  

En mis primeros pasos y en casa me enseñaron eso de “l’aranyeta xica puja la muntanya” y más tarde en el colegio aprendí (con coreografías incluidas), todo eso del “Joan petit com balla” y “el gegant del pi ara balla pel camí”, auténticos heats del parvulario catalán. A eso, mis padres y familiares, le llamaban cantar, como hace todo ser querido. Pero vamos, a uno le gusta pensar que cantar, cantar, lo que se dice cantar lo aprendí con usted. Contigo.

Crecí escuchándote y aprendí a distinguir entre agudos y grabes gracias a ti. Hasta que un día me atreví a dar el salto y me puse a cantar contigo. Recuerdo que fue con una cinta de cassette original del “Ara que tinc vint anys”, con su cara A y su cara B, con ese toque amarillento tan característico de la época. Fue esta cinta quien me enseñó a distinguir entre PLAY y STOP y fue, sin duda alguna, La Tieta quien me marcó profundamente. Lejos de saber el significado de palabras como miol, somrís, fillol, palmó, nínxol, o amén, yo cantaba y me encantaba afinar a tu lado, junto a ti, colocarme el corazón en la garganta y cantarte y cantarnos, allí, en mi habitación, en mi refugio. Con el tiempo descubrí otras canciones del mismo cassette, La Guitarra, M’en vaig a peu o la misma Ara que tinc vint anys. Luego aprendí que existía más música en el mundo y me fui abriendo camino (¡a pie!) por todos los mares de musas musicales que estaban a mí alcance. Pero a principios de los noventa ocurrió algo que me cambiaria para siempre: llegó Material Sensible. Si se me permite la vulgar expresión, hablamos de un disco, a mí entender, jodidamente perfecto. Ahora, podría describir y hacer un ensayo sobre cada una de las canciones, pero creo, sinceramente, que no es preciso y prefiero centrarme con la pesadilla, el Malsón per entregues, canción con la que aprendí a escuchar sistemáticamente una misma canción hasta la náusea. Increíble, la letra, el ritmo, la melodía, los coros, todo, ¡fantástico! Aquí pasaron muchas cosas: decidí ser cantante, decidí ser músico, decidí leer, decidí entenderte, decidí estudiar filosofía, decidí ser quien soy, decidí ser como tú: Serrat, era pues, El Referente.
La gente me preguntaba; “Oye, ¿cómo se llama tú padre?”, y yo respondía, “¿Cuál? ¿El verdadero o el metafísico? ¿Al que amo o al que escucho?“

Llegué a mi adolescencia con los deberes hechos. Entendía el drama de la tieta, la desesperación del Pare, la potencia poética del mediterráneo, el desencanto de Salam Rashid, la grandeza de Machado, de Papasseit, de Miguel Hernández e incluso de Kubala. Me diste lecciones de Urbanidad, entendí que hoy puede ser un gran día aunque el niño esté jodiendo con la pelota, porque detrás está la gente, están las malas compañías, están las pequeñas cosas. Como ya he dicho, la primera lección fue musical, es decir, aprendí a cantar. En cambio, la segunda lección fue emocional. Aprendí a vivir. Gracias.

Así crecí, y ya en plena adolescencia yo quería compartirte con los míos y me autoproclamé divulgador de tu música a mi joven generación y claro, como es de imaginar, el efecto rebote (padres-hijos) me puso las cosas muy difíciles, (aunque algún@ que otr@ si me acompañó). Van pasando los años y la gente de mí alrededor va descubriéndote y va entrando en tu espiral de calles pequeñas y pueblos blancos. La lección esta vez fue que a Serrat se le escucha en soledad. Me enseñaste que el cantautor no le canta a la gente sino a los individuos. A cada uno de ellos.

Llámame cursi, pero Ara que tinc vint anys fue la canción que más me escuché a mis 20 años.

Se dice, que formas parte de una generación, pero yo y algunos más somos ejemplo de que no hay edad para escucharte. No hay que tener 15 años para llorar unas paraules d'amor. Querido Joan, tengo 27 años y existo.

El motivo de mi carta, lejos de ser una exposición onanística, es el de hacerte saber mi preocupación y desencanto por tus últimas apariciones públicas. Primero fueron tus presentaciones políticas apoyando a líderes de talante un tanto dudoso, luego vinieron tus apariciones (con carácter de monologuista cómico) en programas televisivos, luego la polémica con el también querido pajarraco Joaquín Sabina y los toros, y por último, las recientes declaraciones en relación a la Ley Sinde; gotas, estas últimas, que colmaron mi vaso y me desarmaron. Te escribo esta carta para hacerte saber que pierdes muchos admiradores al meterte en temas polémicos en los cuales se entrevé que no conoces mucho de lo que hablas. Yo tampoco soy experto en el tema, pero tengo un par de argumentos que se me presentan como martillos. Primero; los músicos se ganan la vida haciendo música, ¡en directo! Los discos son sus obras, a la par que son su mejor forma de promoción y divulgación. Estima’t Joan, a tu edad puedes llenar el palau St. Jordi cuando quieras, las veces que quieras. Segundo; has vivido toda la vida de la música. Serrat tienes cerca de 36 discos en tus espaldas y millones de copias vendidas en todo el mundo. Ahora, los tiempos cambian, y tú sales a defender la industria discográfica con un argumento patoso, pueril y de demagogia barata digna del más bajo de los empresarios (léase carnicería y chorizos).

Mezclar cultura con lucro es digno de una miopía intelectual de aquellos que gozan de una bajeza moral cruel, atroz. Internet es una realidad donde se ha impuesto una forma de democracia radical, virtual pero cierta, que muchos de los poetas a los que cantas les hubiera maravillado. Lo que llamas cultura está en su adolescencia, vive ahora su momento de acné. Está al alcance de muchos y son millones de personas las que cada día escriben, pintan, dibujan, diseñan, componen, esculpen, graban en video o en cine miles de millones de pequeñas creaciones que constantemente generan discurso y con ello, generan cultura. Y todos pagan. Todos y cada uno de los usuarios de internet del mundo pagamos la conexión. Yo, a título personal, pago cada mes cerca de 40€ a un monopolio que ni el Estado se atreve a entablar conversación. El problema no somos la gente, tú gente, tus oyentes, tú público. El problema es que para entrar a la charcutería, querido Joan, ya tengo que pagar.
Por todo ello, me gusta pensar que estas presionado por tu propia discográfica (¡o por quién sea!) para decir semejantes tonterías en público, porque si no estamos ante una situación un tanto más delicada.
  
Verás, me explico, mi padre, el verdadero, biológico, real y físico, me enseñó muchas cosas, pero para el caso se me antojan dos de fundamentales. Una: Lo más importante en cualquier narración (léase vida) es tener un buen final…y dos: no hay nada más triste que no saber envejecer. En relación a la primera sentencia se podría criticar en pro de nuevas formas narrativas y entraríamos en un debate, pero existe en ello una verdad como un templo y es que las personas nos acordamos (emocionalmente) de lo que sucede al final. En relación a la segunda sentencia, me parece una lección a nivel vital importantísima (como las que tú me diste y me das), ya que, se acerca el final y hay que saber afrontarlo con dignidad. A medida que un hombre comprende su tiempo comprende su relación con el espacio y eso es, al fin y al cabo, lo que quería contarme mi padre.

Querido Serrat, no quiero enemistarme con usted, nadie quiere hacerlo con sus ídolos, pero creo que con estas cosas fuera de lugar se está desplazando de su tiempo, de su espacio. Si me permite el comentario mitómano, usted es un dios, un icono del “savoir fair”, un capitán del sentido común, un segundo padre para muchos de nosotros y debe atenerse a ello. Entiéndeme, no mando encerrarle en ninguna torre de marfil, simplemente, sepa ser quien es. Querido Nano, yo continuaré yendo a sus conciertos, pues es usted el único que me hace llorar.
 
Golpe a golpe, verso a verso.

Atentamente,
Pol Mallafré Fdez.


Terapias de un dandy @pmallafre
Per construir un bell somni el primer que cal es estar despert.
(Madrid, abril 2011)

5 comentaris:

  1. Hi ha alguna errada ortogràfica però m'ha fet sentir un nus a la gola.
    M'agrada el que has escrit i com ho has dit.
    - Li fareu arribar?

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  2. Estimat/da Anònim, confio que l'errada no sigui dolorosa als ulls, si fos el cas, fes-m'ho saber ja mateix. (oh! quin misteri!) Lamento no coneixer en profunditat els secrets de l'ortografia. Mai he sigut bon estudiant.
    Si li faré arribar? m'agradaria, pero no ho crec.
    Vaja! ja ho veurem.
    Atentament, lo redactor.

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  3. Tabién este escrito -el título lo delata- es ante todo un esparcimiento, un rincón soleado, una escapada a la ociosidad de un psicólogo. (...) Este pequeño escrito es una gran declaración de guerra; y en lo que se refiere a la auscultación de los ídolos, esta vez no son los ídolos de nuestro tiempo, sino ídolos eternos los que aquí son tocados con el martillo como un diapasón, -no hay en absoluto ídolos más viejos, más convencidos, más llenos de aire que estos... Tampoco más huecos... Esto no impide que sean los más creídos; (...).

    Crepúsculo de los ídolos, Friedrich Nietzsche.

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  4. Posar paraules una rere l'altre no és fàcil, i quan ho fem hem de saber donar-li a les mateixes un significat, ja que una paraula mal posada pot espatllar-ho tot. Aquest cop ja era hora, l’has clavat.
    Vagi per endavant, que no, no m'agradaria descriure el què sento davant el teu escrit, sinó probablement el com.
    Mai –per molt que ho intenti- encertaria dir de quina mena de personal hem estat envoltats fins arribar a l’edat adulta. No tots els dolents són tan dolents i no tots els bons ho són de debó. A la vida des de fa temps hi ha de tot, però probablement el friquisme fa temps que s'ha apoderat de la societat, controlar el friqui que tots portem a dintre és un repte diari de cadascú, en el cas del Serrat –a l’igual que tants d’altres-. Podria explicar moltes coses però seria excessiu, per tant com que el que podria dir no és més interessant que el silenci, preferiria fer-ho de forma breu.
    Dir-te que fa temps que el Serrat va finalitzar un cicle, no tan sols musical, sinó existencial. No hi ha cosa pitjor que obrir la boca amb l’estòmag ple i el cap buit.
    Penso que ja fa temps que vas començar a caminar sol, per tant fa temps que has aconseguit moltes coses. Però encara et queda camí i aquest el correcte, molta gent a hores d’ara ha perdut la crítica com a mètode, i simplement es dediquen a aplaudir el que cal. Per on començar quan són tantes le coses que ens ballen per dins? Com poder explicar una mínima part d’allò que ens remou el cap i el cor! Potser el millor sigui dir-ho de la manera més breu i senzilla, però plena de responsabilitat.
    En aquests moments les meves paraules no haurien de ser meves, haurien de ser de molts/es. I no sé si me’n surto. No sé si t’estic dient allò que voldria dir-te, però sé que em reconec en la mateixa intenció. M’agradaria parafrasejar paraules manllevades als poetes, amb uns versos entranyables, però em sap greu no en sé més. La travesia que continues fent ha tingut els seus alts i baixos, les seves emocions, com totes les aventures, però crec que el més important d'aquest camí és descobrir l'aprenentatge que has assolit.
    Com que la crítica no és una ciència, pensó que cadascú s’ho agafi com vulgui, en canvi, a tu la crítica t’ajuda a entendre coses que molt probablement no tindrien cap mena de sentit sense la mateixa.
    M'atreviria a dir-te estimadíssim Pol, la millor lliçó compartida i més elemental, i sovint més oblidada com a font de formació, és el diàleg crític. El diàleg com a fonament i com a exercici de la consciència crítica.
    Enhorabona, és un bon roc a la faixa, o si ho vols una bona càrrega de profunditat. Sempre s'ha d'acabar matant al pare. Ja fa dies que al Serrat -i tants d'altres coetànis- se'ls va caure la bola de la petanca per un marge que donava a un riuet, i ara amb un imant intenten agafar-la de dins l'aigua com sigui, per continuar jugant.

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