20 d’abr. 2011

Así habló Beethoven

Pues nada, aquí va mi personal homenaje al músico de Bonn. Con esta entrada doy inicio a la colección "Mediodía; instante de la sombra más corta; final del error más largo; punto culminante de la humanidad; INCIPIT ZARATHUSTRA", donde a modo caprichoso destacaré instantes (algunos, tremendamente cortos) donde (a mi modo de ver) se puede entrever ese metafórico mediodía nietzscheano. 

El hombre:
Ludwig van Beethoven. (Hay que despojarse del nombre, del icono, de la figura, del representante, del símbolo, del compositor, del mito, de la idea, hablamos de un ser humano).

El lugar:
Teatro de la Corte Imperial (Kärntnertortheater), Viena.

El día:
Dicen que fue un 7 de mayo de 1824 de nuestro calendario. ¡Despojemos el instante de palabras y de calendarios! ¡Simplemente fue antes de antes de antes de ayer!

El instante de la sombra más corta:
Fue durante todo el concierto, ese concierto irrepetible, único. Pero si buscamos el momento culminante, fue concretamente al terminar el concierto, justo al final de la última nota sorda, metafísica, justo en ese momento, Ludwig se quedo unos segundos exhausto, mudo, mutilado. Un instante donde comprendió que hoy yo hablaría de él en mis terapias. Un instante de compresión infinita, eterna. Una forma extraña de nirvana. Que duró lo que tardas en tragar saliva.

Segundos más tarde, fue el primer violinista quién le dijo que se girara para ver como la sala entera estaba de pie aplaudiendo con fervor. En la película reproducen este momento a su modo. Se trata pues de una reproducción de un instante que sucedió. Que existió. Ed Harris, és un actor.



Beethoven enseñó al mundo a cerrar los ojos para escuchar música. Cerrar los ojos no es un mero acto para la concentración, no. Es una invitación a la escucha individual. Al diálogo entre tú y la música.


Terapias de un dandy @pmallafre
Dedicado a los que estéis vivos.
(Madrid, abril 2011)

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