Oda a mi almohada

Una vez más, no importa ella, su cuerpo o su color,
sinó lo que haya justo debajo de ella, justo detrás.

Aparte de los dientes y de alguna que otra lesión,
debajo están centenares de mitos, millones de poesías,
miles de discursos gratuitos y claro, fantasías eróticas no faltan.
Bajo el cojín guardo rencores con orgullosos ojos,
angustias, alegrías, envidias, generosas palabras, versos,
secretos contados con voz baja, charlas nocturnas,
amores eternos y enormes frustraciones.

Albergo mis males pero también mis mejores cualidades, bajo el cojín
dejo la más bella de mis sonrisas, ora placida, ora orgullosa, ora alegre,
pero siempre acompañada de una fatigada pero tímida baba,
pues soy de los que dejan mella allí donde viajan los sueños.
Pero sobre todo, dejo allí las lágrimas que no me pertenecen,
los gritos que enmudecen al familiar, las más bellas melodías
que uno pueda vomitar, todos los sueños soñados
y las certezas trágico-cómicas de la vida, pues su mejor sitio es ese.
En silencio.

Una cosa la tengo clara, cambiaré de casa cien veces
pero mi almohada me la llevo a la guerra si hace falta.
Este amor no morirá y esto, esto no me lo quita ni Diós.

Y no te creas, no hablo sólo de la mia.

Terapias de un dandy @pmallafre
(Terrassa, 2007)