Diosa.
Monstruo.
Puta.
¿Cual de las tres es la que siento?
Las tres palabras danzan en mi mente
ora quemando deseos, ora gritando
u ora amanecen en tu sonrisa.
Estos son -sin saberlo- tus disfraces,
cuando duermes yo te visto -lo sabes-.
Monstruo.
Puta.
¿Cual de las tres es la que siento?
Las tres palabras danzan en mi mente
ora quemando deseos, ora gritando
u ora amanecen en tu sonrisa.
Estos son -sin saberlo- tus disfraces,
cuando duermes yo te visto -lo sabes-.
Tenia que confesar, pues he aquí
mis cambios de humor.
Solo me queda el llanto y la risa.
Nunca te lo dije, pero amor,
a mí también me asusta.
¿como puedo veros monstruosa,
puta y Diosa?
No puedo comprenderme,
me averguenzo. Así pues,
tengo tres sonetos para vos,
una para cada una.
Al monstruo,
contigo aprendí las palabras nunca más,
convives sumergida y amas la máscara,
bañas de pintura negra incluso las paredes.
Vomitas palabras como puños,
que en mi cara escupes.
¡No me cuentes tus amores!
¿no ves que aún te amo?
A la madame,
Tras clavar tus uñas en mi espalda,
tienes más sed de desgarro que de agua.
El rojo se desparrama en nuestros alientos.
Ni tú, ni yo, somos ni tu ni yo.
¡Somos puro placer sucio, violento!
¡Ni métrica, ni simetria!¡Que coño!
¡a comer y a follar!
A cada mordisco, una hora menos.
Amor, estoy cansado, ¿aún más?
¡Si! me ordenas.
Eso hace el amor. Nace. De vos.
Abres las piernas, cierro las cortinas,
nos metemos en el refugio y,
nos amamos a bofetadas.
A la Diosa,
…y esa eres tú.
¿Recuerdas cuando no sabias mi nombre?
¿recuerdas las lunáticas miradas?
Cuando la duda te acecha, ese aroma
ese hedor de los cuerpos sudados,
ese anhelo. Suspiro.
Contigo me duele el cuello,
y no hay verso cuerdo para vos.
Todo, menos tu, huele mal.
Estas palabras y tus disfraces
deben morir a tu lado,
en tus oídos, nada mas.
No existen putas ni monstruos
que amen el dolor como tú lo haces,
Solo por masticarte en soledad
estoy aquí y ahora.
Sois la realidad que mi estómago creó.
Sin pensarlo daría mi vida por vos,
pues vos sois ella. Mi vida.
Abres las piernas, cierro las cortinas,
nos metemos en el refugio y,
nos amamos a bofetadas.
A la Diosa,
…y esa eres tú.
¿Recuerdas cuando no sabias mi nombre?
¿recuerdas las lunáticas miradas?
Cuando la duda te acecha, ese aroma
ese hedor de los cuerpos sudados,
ese anhelo. Suspiro.
Contigo me duele el cuello,
y no hay verso cuerdo para vos.
Todo, menos tu, huele mal.
Estas palabras y tus disfraces
deben morir a tu lado,
en tus oídos, nada mas.
No existen putas ni monstruos
que amen el dolor como tú lo haces,
Solo por masticarte en soledad
estoy aquí y ahora.
Sois la realidad que mi estómago creó.
Sin pensarlo daría mi vida por vos,
pues vos sois ella. Mi vida.
(Terrassa, Enero 2007)
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